El Silbo Gomero Y Virgilio Brito
de Isla De La Gomera,Silbador (años setenta). el El Lunes, 22 de octubre de 2012 a la(s) 19:03 ·
Virglio Brito fue un verdadero apasionado y divulgador de la cultura ancestral gomera. Ya hablamos de él en una de las primeros artículos o notas de esta página. Ahora nos interesa destacar este pequeño artículo que escribiera él mismo allá por el año 1978. Apa
el programa de las Fiestas de El Cedro celebradas en la última semana de agosto de 1978, donde figuró en portada y silbando, la foto de otro amigo, Prudencio, también ligado a la tierra y a las costumbres del bosque gomero en El Cedro. Las palabras de Don Virgilio son hermosas y transmiten una honda preocupación por el peligro de que el silbo gomero acabase por desaparecer por aquellos años setenta del siglo pasado:
“Como un eco, cortando la negritud de la noche, ondulando montañas, llegaba, apagado y lejano, el sonido de un silbo. El tono de atención y el nombre del demandado. Los oídos de la isla estaban atentos a traducir el mensaje. Con una visión pesimista, se tenía la certeza de que un silbo en la noche era el presagio de una enfermedad, una llamada angustiosa para un galeno. Y el más cercano al pueblo tenía la obligación de repetir el mensaje hasta que llagaba al interesado.
En muy pocas ocasiones el mensaje no era nada trascendental. Un simple aviso para salir al día siguiente a determinado paraje o determinado negocio. Eran los menos. El silbo en las noches gomeras era como una señal agorera de enfermedad, calamidad o muerte. El día era otra cosa. El día era laboriosidad y el silbo avisaba el agua, las faenas agrícolas, la muerte del cochino, etc.
Hoy el silbo es un tema de museo. Se silba pero menos; otros medios lo han desplazado. El silbo ha pasado a ser una pieza del folklore. Estudios, leyendas, cábalas sobre su origen. Pero un no rotundo a su verdadera naturaleza. Dicen que fue una necesidad fisiológica al serle cortada la lengua a muchos nativos y tener que buscar un medio para comunicarse ante su mudez. Dicen que las condiciones orográficas del terreno exigían una comunicación más penetrante que la voz humana; dicen que su implantación fue una importación prehispánicas de indios americanos que, siguiendo la corriente del Golfo, llegaron a Canarias; dicen, dicen, dicen..
Hay silbadores que en condiciones meteorológicas favorables lograron alcanzar los tres kilómetros perfectamente audibles para el mensaje, por lo que tres silbadores, adecuadamente situados, comunicaban la isla casi en su totalidad.Hoy el silbo languidece. No hay incentivos para su conservación. No hay escuela de silbo. No hay preocupación por su pervivenc
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